Sobre la cama todo vale, siempre que se haga con responsabilidad y consentimiento de las partes.
Al parecer, por lo que dicen las redes sociales y por lo que marcan las tendencias, el aburrimiento sobre el catre y la rutina en el aquello se erigen como los asesinos de la sexualidad en los días que corren, a tal punto que vencerlos se convierte para algunos en una prioridad.
Y en ese afán, muchos tratan de que los encuentros fortuitos, casuales o dispuestos en este mercado creciente les levanten el ánimo en el departamento inferior y, de paso, les llenen el vacío causados por los polvos libreteados y consuetudinarios.
Lo curioso es que este agite deja huellas que al cualificarlas permiten ver que a la par que hay tendencias nuevas bajo las sábanas, también se reafirman viejos fetiches renovados con nombres nuevos.
Al dejar atrás la mojigatería y avanzar hacia comunidades más abiertas y tolerantes, se podría inferir que la sexualidad se deslizó por prácticas extrañas o que se desbordan los límites de la normalidad para caer en terrenos prohibidos o de escándalo. Sin embargo, lo que se aprecia son adaptaciones, o mejor actualizaciones, de lo que siempre se ha hecho, solo que hoy son más visibles.
Para confirmarlo, basta con ver lo que encontró el portal de citas Jaumo, al revisar más de 24 millones de búsquedas en Google sobre cinco prácticas sexuales: tríos, anal, perrito, azotes y “cornudo consentido” (ver a la pareja con otro). Para empezar, se ratificó que a la hora de las encamadas, los costos varían según los países. Por ejemplo, en eso de excitarse viendo a la pareja gozar con otra persona, los italianos son campeones, pues más de la mitad de ellos hacen de esto un espectáculo, seguidos por brasileños, españoles y portugueses.
Y aunque se pensaría que por estos lares, en términos de ceder por gusto al amante, la mojigatería es la norma, pues no; porque mexicanos y argentinos aumentan su lujuria viendo el disfrute del otro como un mero espectador.
Con todo, los latinos prefieren ser más protagonistas y se inclinan más por los tríos que otras culturas, tanto que a la hora de conformarlos, ninguna norma está por encima de que lo único válido es que al contar sean tres personas y punto.
En cuanto a sexo anal, así dice el balance, los más interesados son los brasileños, junto a los rumanos y los turcos. Ahora, en cuanto a nalgadas y azotes, los checos son los líderes, mientras que el estilo perrito ocupa un sitial de honor en las camas británicas.
Queda demostrado que entre gustos no hay disgustos, con lo que reitero que sobre la cama todo vale, siempre y cuando se haga con responsabilidad y consentimiento de todas las partes. Y si la medición anterior no los representa, tranquilos, que con el prosaico misionero también se goza.